Pequeño pueblo situado entre el Ebro y Belchite: aquí fue casi aniquilada su guarnición, a quién se le otorgó la Cruz Laureada de San Fernando por su sacrificio y por retrasar el avance de las tropas republicanas sobre Belchite.
En la ermita del Calvario se enterraron los muertos del bando ganador; cada año supervivientes y familiares celebraban una Misa por los Caídos, alojándose en casas de los lugareños ya que en la población no existían plazas hoteleras. Posteriormente, los restos se trasladaron a una cripta del monasterio de Montserrat.